PESADILLAS

Me despierto sobresaltado, con la cara empapada de sudor y con la camiseta pegada al cuerpo; pesadillas, otra vez.

Me levanto despacio, aún mareado por esa sensación de una larga e interminable caída. Caminando poco a poco, agarrándome a los diferentes muebles para no caer al suelo. Mientras me bebo una taza de café, reflexiono sobre el sueño. 

Siempre es igual, estoy en la azotea de un rascacielos y por alguna extraña razón me acerco a la cornisa y me siento. 

Estoy de ese modo durante un largo tiempo y de repente, salto. 

Caigo durante unos breves segundos que a mi se me hacen eternos y cuando estoy a pocos metros del suelo, algún instinto dentro de mi despierta y como si de una gran ráfaga de aire se tratase, subo en un instante al cielo, estoy volando.

Al principio voy de un lado a otro, avanzando igual que un mosca al encontrarse con un cristal, pero poco a poco, lo voy dominando hasta tener un magistral control del vuelo. Aprovecho las distintas corrientes del aire para subir y bajar pero noto que estas no me hacen falta. Pero cuando pienso que nada puede fastidiar este momento, un rayo cae del cielo y me atraviesa, haciendo que me precipite vertiginosamente hacia el suelo y, justo antes de acabar hecho trizas en el frío y duro suelo, me despierto. 

Y esto se repite, cada semana, cada día, cada noche.

Pero lo intento dejar a un lado y me pongo a trabajar, solo me quedan unas pocas viñetas para acabar el nuevo cómic de “Moon wolf”. ¿Irónico verdad? Yo soñando que vuelo mientras escribo y dibujo historias sobre superhéroes, pero, quien sabe lo que separa de lo real y lo ficticio, quien sabe si esta misma realidad es la original o una simple historieta de un caprichoso escritor más.

JUAN PINEDO