jueves, 14 de diciembre de 2017

REENCUENTRO UNIVERSITARIO


El día amaneció soleado, me desperté como si fuera un día más pero mi calendario me recordó que no iba a ser así .Ese día la mansión de los Will se iba a convertir en un lugar mágico en el que la navidad iba sobrepasar todos los límites, pues estábamos a día veinte del último mes del año y todos esperábamos ansiosos la noche del veinticuatro de diciembre al veinticinco de ese mismo mes, lo que significaría que era el día de Navidad y el final del 2016 estaría cerca. 

Permitidme que me presente antes de continuar con esta fascinante historia navideña, me llamo Uxia Tanit y soy de Estados Unidos aunque mi madre sea bielorrusa y mi padre austriaco.
Todo empezó un 24 de Diciembre de 1995, el día que nací yo. Una hermosa enfermera del hospital Lenox Hill de New York, le entregó a mi madre una manta con un bebé dentro, esa era yo y ahí acababa de conocer a mi predecesora, la mujer que me había transportado en su interior durante nueve meses y seis días, mi predecesora, me había transportado al mundo exterior, un mundo lleno de luz y color en el que en esos momentos solo se oían villancicos.
Crecí en una lujosa mansión del norte de California donde mi madre trabajaba como asistenta del hogar, sus inquilinos nos trataron como alguien más de su familia hasta que una rubia asquerosa, se convirtió en la amante del señor de la casa y la familia Will, se fracturó por completo.
Años después de que aquella maravillosa familia echara a mi madre de su puesto de trabajo y se separaran nuestros caminos y casi una década después del despidos de mi madre, yo entré en la Columbia University, una universidad privada situada en el corazón de Manhattan, para mí aquel lugar era el sitio más grande que había podido conocer desde aquella mansión de la familia Will de la que por cierto, me sigo acordando ya que su hijo Enzo era mi chico perfecto, el era guapo, alto, rubio y con ojos azules, su personalidad era diferente a la de los demás habitantes del planeta Tierra, era inteligente, buena gente y tenía dinero, no se podía pedir más.
Volviendo a mis estudios en aquella maravillosa universidad estadounidense, el curso 2016-2017 había comenzado, cuando yo comencé con mi carrera universitaria ya era cinco de enero de 2017 es decir, el primer trimestre había finalizado y yo ni siquiera conocía por qué puerta debía entrar, una vez acabadas las vacaciones navideñas que por cierto pase con mi familia en un viaje por los fiordos noruegos, llegó mi primer día en aquella fascinante universidad, llegue a la puerta principal y allí estaba él, el chico más guapo que había visto desde que conocí a Enzo, iba a mi clase y me acompañó hasta mi asiento, me señaló mi taquilla y es que era tan guapo y tan romántico que yo me derretía solo con su mirada, menos mal que era invierno y solo con abrir la ventana me volvía a congelar. 
Horas después, salimos para comer al inmenso comedor de aquel parque temático navideño que sin duda, era lo que parecía la universidad.
Los profesores iban disfrazados, los alumnos maquillados, los pasillos prácticamente eran una calle neoyorquina un sábado por la noche, todo lleno de gente, pero es que hasta las cocineras llevaban algún detalle navideño.
Aquel día había para comer, una sopa caliente que todos agradecimos, carne a la plancha y de postre, roscón de reyes casero que sin duda alguna fue el mejor regalo que podía tener aquellas navidades.
Volvíamos al aula cuando de repente las luces se apagaron, los plomos se fundieron y el pánico se adueñó de la universidad teñida de adornos navideños, la situación parecía sacada de una película de terror, en la que el malvado villano iba a empezar a cobrarse la vida de los residentes de aquel lugar, intenté encontrar la salida pero había tanta gente que me tropecé en el transcurso y por primera vez, me adueñé de aquel maravillo suelo de mármol, pensé que nadie iba a venir a ayudarme ya que las luces seguían sin funcionar, cuando me fui a incorporar, las luces devolvieron a la universidad el color y la fantasía de la navidad, no podía estar en una situación más incómoda en mi primer día en aquel lugar, yo en el suelo tirada, el chico que me abrió la puerta por la mañana ayudándome a levantarme, la historia no acababa ahí, fui a la enfermería para que me curaran las heridas del fuerte golpe y entre enfermeras, medicamentos y cortinas entre herido y herido, el hijo de la familia Will, se había convertido en uno de los mejores enfermeros de aquella universidad y casualidades del destino, yo era su paciente, ni el ni yo nos lo podíamos creer, ninguno había cambiado de aspecto.

Enzo empezó a observar las heridas con detenimiento y ninguno de los dos articulábamos palabra, los recuerdos de la infancia se adueñaban de nuestras mentes por momentos, me decidí a empezar yo con la conversación, le pregunté por su madre, su hermana pequeña y cual había sido el motivo para que él se hubiera convertido en enfermero, Enzo me contó una larga historia, su madre había desaparecido hace tres años, su hermana padecía leucemia y solo estaba él para cuidarla, su padre no quiso saber nada de ellos y rehizo su vida con aquella mujer rubia que destrozó a la maravillosa familia, Enzo había estudiado medicina y ya que fue estudiante de Columbia University, la directiva de la universidad decidió darle la bacante como enfermero para que consiguiera dinero y pudiera ayudar a su hermana con el tratamiento, también me comentó que había tenido una relación pero que no funcionó, le faltó tiempo para decirme que estaba soltero que yo ya le había pedido quedar para cenar esa noche, cenamos en un lujoso restaurante de Manhattan y allí empezó una maravillosa historia de amor.
Meses más tarde y tras superar el primer año en la carrera universitaria, llegó el verano, yo pensé que iba a perder a Enzo para siempre, un chico tan maravilloso no podía estar con una chica tan simple como yo, el verano, aquella maravilla estación del año en la que tantas parejas se deshacen y otra tantas se refuerzan pasó y el nuevo curso empezó. 

Ya estábamos en la promoción del año 2017-2018, parecía mentira, lo rápido que había pasado el curso anterior.
Septiembre, octubre, noviembre, y así hasta que llegamos a diciembre, los tres primeros meses se habían pasado volando y ya volvíamos a estar en navidad, este año iba a poder celebrar mi cumpleaños y la navidad con mi familia, la familia para la que trabajo mi madre o lo que quedará de ella y mi novio, esa persona que conocí hace década y media y que no me había abandonado en verano, llegó la noche del veinticuatro y el día de Navidad, ese día la universidad organizaba una fiesta navideña de carácter benéfico para la asociación mundial contra la leucemia, Enzo me dejó claro que él iba a asistir a aquel baile y yo decidí acompañarle para apoyarle en los momentos más difíciles de su vida, apoyar a su hermana para que siguiera luchando y pudiera terminar venciendo el cancer, el baile comenzó y una grata sorpresa me iba a abarcar, empezó a soñar en los altavoces mi canción favorita, I will always love you, pensé que todo era casualidad pero me estaba equivocando, todo había sido cosa de la persona que más quería en el mundo, todo lo había planeado mi maravilloso Enzo, la canción llegó a su momento más romántico cuando de repente, él se arrodilló y yo empecé a temblar, sacó una preciosa y minúscula caja de su chaqueta, la abrió y todo cambió, la caja contenía un precioso anillo, todo el mundo estaba callado y observando atentamente a Enzo, este cogió mi mano y me dijo poniéndome el anillo en el dedo anular:
-Uxia Tanit, nos conocimos hace ya más de quince años, nuestros caminos se separaron y más tarde esta universidad, los ha vuelto a juntar, creo que ahora es el momento para decirte que te quiero y que quiero pasar el resto de mi vida contigo, sin que nuestro caminos se vuelvan a quebrantar, por todo esto y por lo que vendrá, Uxia ¿quieres casarte conmigo?.-
Ahora era mi turno, me sonrojé y empecé a llorar, sabía que no podía demorar más aquella situación y que si me hacía más de rogar al final todo iba a perder el romanticismo, mire fijamente a los ojos a Enzo y dándole un beso de amor verdadero en la boca le contesté:
-Por supuesto que quiero pasar el resto de mi vida contigo Enzo Will.-

Así empezó un nuevo capítulo de mi vida amorosa y así conseguimos que nos dieran el premio al momento más romántico de aquella noche, era un premio que tenía como recompensa un cheque de ciento ochenta mil dólares, más de la mitad de lo que necesitaba Enzo para el tratamiento de su hermana, fuimos corriendo a casa para celebrarlo con nuestras familias y sin duda alguna aquel día iba a ser la mejor Navidad que íbamos a poder vivir, Enzo y yo estamos prometidos y la hermana de Enzo, Yelina Will iba a someterse al tratamiento contra la leucemia, aquellas navidades, iban a quedar enmarcadas en nuestras retinas para siempre.

ALEJANDRO MONSALVE

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